sábado, 2 de julio de 2011

Como ser un campesino aleman en el siglo XXI

Buenas. Mi primera entrada en este blog. Y esperemos que no sea la última. Pretendo colaborar en este blog con mis pseudo-articulo exclusivamente políticos para asi no contaminar el otro que tengo.

Por si alguno no lo sabe soy bastante aficionado a la historia...a la historia en general por así decirlo. El otro día me dio por mirarme la Guerra de los campesinos alemanes. Fue un curioso conflicto en que los campesinos puteados de principios del siglo XVI, hartos de ser la única fuente de riqueza de todo el Sacro Imperio, de la crisis de su sistema económico (el moribundo feudalismo) de la corrupción de sus clases gobernantes (un clero que vivía a todo tren y unos príncipes que eran altamente incompetentes) decidieron desde su humilde posición y sin atacar en ningún momento a los propios gobernantes redactar en 12 puntos unas peticiones al Emperador.

No nos confundamos, esto no era la revolución francesa, sus 12 artículos no pretendían instaurar una nueva manera de gobierno, sino que se les devolviesen sus derechos y sus zonas públicas, y parar la corrupción de la Iglesia. Eran pacíficos, temerosos, serviles y muy devotos.

Bueno resumiendo como acabo, al Emperador y a los nobles no les molaron para nada estos artículos, el hecho de que estuviese la reforma protestante de por medio tampoco ayudo. Muertos, muchos muertos, y el sistema no cambio un ápice.

Si has buscado ahora información sobre está guerra, sus precedentes, el contexto religioso, económico y político, quizá todavía no veas algo que veo yo.

Estas guerras han sido un gran tema de discusión marxista, para Marx eran la prueba material histórica, de que los campesinos vienen de un entorno muy conservador, incapaz de llevar a cabo ningún cambio o revolución, solo son capaces de volver atrás y ofrecer términos políticos en un lenguaje que la clase alta entendiese. En este caso su filosofía era puramente teológica, y esos eran sus únicos argumentos.

Y ahora es cuando relaciono todo esto con la situación política actual. Nuestros campesinos de principios de siglo, que son los Indignados, con sus propios artículos. Nuestro decadente clero que vive a todo tren: los políticos, que reaccionan tan violentamente a cualquier sombra de cambio como el Papa a los protestantes. Y nuestra decadente clase alta, los banqueros, que intenta perpetuar un sistema económico moribundo, en nuestro caso el capitalismo financiero y globalizado. Sus artículos fueron presentados a las clases altas e ignorados primero, respondidos con violencia después. Obviamente aquí no ha habido una guerra ni han habido muertos (en España que sepamos al menos).

¿Donde está el problema?. No tenemos ninguna ideología, este es el precio de querer usar la palabra "apolítico" para llamar a la multitud, acobardada por palabras como "revolución", "reforma", "pueblo", "burgués", "capitalismo". Esas palabras que les huelen a guerra fría, y a terror nuclear, les huelen a vodka y a soviético. Les huelen a Cuba y al "porque no te callas?".

Los indignados aunque no lo parezca, aunque tuviesen un núcleo de estudiantes y obreros que si tenían principios revolucionarios, intentaron llamar a los ciudadanos de clase media, a ese proletariado que ya está demasiado cansado para escuchar promesas una vez más. Y los consiguieron llamar, susurrándoles palabras suaves y bonitas, que no recordasen a intentos fallidos de grandes revoluciones utópicas de igualdad, fraternidad y libertad.

Hemos llegado para mi, a uno de esos puntos cíclicos de la historia, de una revuelta fallida, llena de buenas intenciones en lugar de llena con nuevas ideas y pasión por cortar cabezas. Quizá tengamos que esperar 100 años más para nuestra toma de la bastilla o para nuestro octubre rojo. Pero me hace pensar lo fútil que es que como votante que soy, vote a la izquierda contemporánea.

Porque la izquierda de hoy no es izquierda, es una chapita, un consuelo, cuando E.E.U.U gano la guerra fria dejo existir a los partidos de izquierda como están ahora, vacíos ideologicamente. Siguen teniendo los mismos principios humanistas y progresistas de mediados de siglo XIX, pero se les arrebato toda propuesta económica y social seria que tuviesen, se los convirtió en primos hermanos de la derecha neoliberal, para perpetuar la existencia de estos últimos, para dar el pego de que su poder no era absoluto. Pero si lo es. Lo es y más de lo que creíamos.

Pero por desesperante que esto parezca, no perdáis la esperanza, en medio de una revolución tecnológica como es la digital y la de Internet (que de hecho consiguió convocar todo el 15-M) es cuestión de tiempo que de las mentes privilegiadas volvamos a crear una autentica revolución ideológica. Una que ni la derecha, ni la vieja izquierda acomplejada y avasallada, se verán venir, ni podrán parar.

Y por último, como conclusión. La próxima vez que me hablen de revolución pacifica no me molestare en ir a la plaza.

Saludos.